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MÁS ALLÁ DE LA MÚSICA: EL K-POP EN LA DIPLOMACIA CULTURAL


El grupo surcoreano BTS durante su visita al Presidente de Estados Unidos Joe Biden


Por Karla Vinueza


La diplomacia cultural se define segĆŗn Gienow-Hecht & Donfried (2010) como ā€œel uso de la cultura como un instrumento de polĆ­tica de Estado con una limitada participación privada, y que sirve para establecer vĆ­nculos con paĆ­ses polĆ­ticamente difĆ­cilesā€. Corea del Sur es considerada una ā€œpotencia mediaā€, pues le es imposible competir en el campo del hard power con China, su vecina y gigante asiĆ”tico; ni con Estados Unidos, el gigante occidental. Pero tampoco es tan pequeƱo, por lo que, la mejor estrategia de Corea del Sur ha sido potenciar el soft power.


DespuĆ©s de tres dĆ©cadas bajo la sombra de Japón y despuĆ©s bajo la sombra de Estados Unidos, Corea del Sur tenĆ­a como objetivo mostrarse al mundo y exportar sus bienes tecnológicos y culturales. No fue sino hasta despuĆ©s de la dictadura, que el paĆ­s pudo propiamente promocionarse y cimentar su diplomacia en la cultura. AsĆ­ es como empezó la llamada Ola Coreana o ā€œHallyuā€, no solo como cultura popular sino como estrategia de soft power. Este fenómeno cultural inició en los aƱos 90, con el crecimiento de la industria televisiva, cinematogrĆ”fica, y sobre todo, la industria musical. La revolución definitiva de esta Ćŗltima llegó en 1992 con el debut de Seo Taiji and The Boys, quienes fueron la antesala de un nuevo gĆ©nero musical.


"Actualmente Corea del Sur es considerado un ā€œcampeón de la diplomacia pĆŗblicaā€ por todas las estrategias que adoptó para explotar el fenómeno del Hallyu".

Nació asĆ­ el K-pop, una mezcla de sonidos y estilos nacionales y extranjeros, con coreografĆ­as sincronizadas, y videos musicales meticulosamente pensados para transmitir un mensaje. Pero mĆ”s que un simple gĆ©nero musical, el K-POP es una industria, con reglas y costumbres propias y cuyos elementos transnacionales lo hacen un producto Ćŗnico, que forma estrictamente a los artistas para aquello. Al cruzar las fronteras asiĆ”ticas, tambiĆ©n se convirtió en un movimiento que reĆŗnen a millones de personas en el mundo, bajo los lineamientos de una cultura muy distinta como es la surcoreana. Las letras de las canciones, ademĆ”s de sonar animadas y poderosas, representan tambiĆ©n una imagen del paĆ­s: ā€œel K-pop es un medio efectivo de propaganda, pues muestra a Corea del Sur como una nación hipermoderna y rica, poblada por gente muy apasionadaā€ (Maliangkay, 2021).


Actualmente Corea del Sur es considerado un ā€œcampeón de la diplomacia pĆŗblicaā€ por todas las estrategias que adoptó para explotar el fenómeno del Hallyu, especialmente, la industria musical, a travĆ©s de polĆ­ticas y financiación, y asĆ­ mantener una imagen positiva ante el resto del mundo, ademĆ”s de aumentar el turismo y el consumo de productos nacionales. Para Kim y Choe (2014), la cultura se usa tambiĆ©n como una forma de influir ideológicamente para producir intercambios de poder, autoridad y hegemonĆ­a, lo cual Corea del Sur ha conseguido en la Ćŗltima dĆ©cada. La cultura popular surcoreana se caracteriza ahora por ser diferente, de gran calidad, y multicultural por la mezcla de valores occidentales y asiĆ”ticos. Es por eso que la Ola Coreana incluso ha sido calificada como ā€œsu propia versión del Imperialismo Culturalā€.


Es momento ahora de hablar de algo que surgió en la industria del K-pop, nunca antes visto. Lo que empezó como un proyecto mĆ”s de entre los tantos en la industria musical surcoreana, terminó convirtiĆ©ndose en el grupo de K-pop mĆ”s grande del paĆ­s, y un fenómeno a nivel internacional. Se trata de la banda BTS, cuyo significado en espaƱol es ā€œchicos a prueba de balasā€. Si bien desde su debut en el aƱo 2013 ya se mostraban como un grupo que buscaba romper el esquema de lo convencional, con letras retadoras y controversiales, no fue hasta 3 aƱos despuĆ©s que su mĆŗsica empezó a ser verdaderamente escuchada, y consolidando un fandom sólido.


"La música, el compromiso con sus seguidores y el activismo de BTS, ha inspirado a ARMY a crear, apoyar e incluso financiar campañas, protestas y acciones benéficas a favor de grupos vulnerables y movimientos sociales en favor de los derechos de las minorías étnicas, grupos LGBTIQ+, víctimas de desastres, etc."

Sus meticulosas coreografías, su discografía que contenía una línea argumental elaborada e interesante con videos musicales de gran calidad audiovisual, pusieron en el ojo de la industria a este grupo que, desde 2016, no ha parado de ganar premios a nivel nacional e internacional. Sus letras incluyen temas como el propio significado de crecer (recordemos que BTS empezó cuando el mayor de sus integrantes tenía 20 años y el menor 15 años), la salud mental, el amor propio, la presión social, la política, etc. Todo ello sumado a la gran resiliencia tanto individual como grupal, su gran talento, personalidad, autenticidad, humildad y gratitud hacia sus seguidores, ha hecho que cada vez mÔs personas quieran escucharlos, seguirlos y apoyarlos. Todo aquello los llevó a la popularidad, especialmente al reconocimiento masivo que tuvieron en 2021 que les valió su primera nominación al Grammy, por su canción Dynamite.


La gran carrera musical de BTS los ha llevado tambiĆ©n a participar energĆ©ticamente en el activismo social y la diplomacia cultural. Ejemplos de aquello es su participación en la campaƱa de UNICEF llamado #ENDViolence y la campaƱa Love Myself. BTS asistió a la Asamblea General de las Naciones Unidas en el 2018, en la que el lĆ­der de la banda Kim Namjoon (RM) dio un discurso sobre el auto empoderamiento: ā€œI want to hear your voice, and I want to hear your conviction. No matter who you are, where you're from, your skin color, gender identity: speak yourself. Find your name, find your voice by speaking yourselfā€. En mayo de 2022, el presidente Joe Biden invitó a BTS a la Casa Blanca, para discutir sobre la lucha contra los crĆ­menes de odio hacia la comunidad asiĆ”tica, la inclusión y la diversidad, y dentro del discurso, uno de los integrantes recordó las grandes y pequeƱas cosas que se pueden hacer como artistas. Todo aquello es debido al gran impacto positivo que tiene la banda en el mundo, consolidĆ”ndose asĆ­ como lĆ­deres e influenciadores globales.


Así es como la música, el compromiso con sus seguidores y el activismo de BTS, ha inspirado a ARMY (nombre con el que se denomina al fandom), a crear, apoyar e incluso financiar campañas, protestas y acciones benéficas a favor de grupos vulnerables y movimientos sociales en favor de los derechos de las minorías étnicas, grupos LGBTIQ+, víctimas de desastres, etc. FanÔticos de todo el mundo se han organizado para esto, rompiendo las barreras no sólo geogrÔficas, sino generacionales y de género, puesto que el fandom de BTS si bien en su mayoría estÔ compuesto por mujeres adolescentes, también se pueden identificar a un gran grupo de hombres, personas de otros géneros, adultos jóvenes, adultos de la mediana edad e incluso adultos mayores. Todos tienen en común su admiración y aprecio hacia una banda de jóvenes surcoreanos que rompieron todo tipo de obstÔculos, como el racismo, la xenofobia, los estereotipos de masculinidad, el idioma, la presión social de su cultura, etc. Encontraron inspiración tanto para tomar decisiones en sus propias vidas, como para tomar grandes iniciativas que unen a millones de personas, lo cual se traduce en un intercambio cultural libre de prejuicios y mÔs bien, uno lleno de respeto y admiración, fomentando una cultura de paz, amor y tolerancia; cosa que es mucho mÔs difícil de lograr para la política y la diplomacia tradicional.

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